La huida by Mary Balogh

La huida by Mary Balogh

autor:Mary Balogh [Balogh, Mary]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2014-07-01T00:00:00+00:00


* * *

Hablaron del tiempo y del paisaje. Hablaron de libros. Samantha había leído muchos durante los cinco años que pasó su marido postrado en la cama, y él había leído bastantes durante los años de su convalecencia y desde entonces. Hablaron más sobre sus familias, sobre las casas en las que habían crecido, sobre su infancia, sobre los amigos que habían tenido, sobre los juegos que habían jugado y sobre los sueños que habían imaginado. Hablaron de música, aunque ninguno de los dos afirmaba ser competente tocando un instrumento musical.

Evitaron con mucho tiento cualquier situación o tema que pudiera despertar la atracción que indudablemente sentían el uno por el otro.

A veces decían tonterías y se reían como niños. Era tan maravilloso que parecía ridículo. A veces discutían, aunque incluso esas discusiones terminaban en tonterías y risas.

Hablaron con otros viajeros en las posadas donde se alojaron y en los lugares de interés que visitaron. Ben comenzó a pensar que, después de todo, tal vez disfrutaría de sus viajes. Estaba seguro de que habría pasado más tiempo en el sudeste de Gales si hubiera estado solo. Las nuevas industrias que surgían lo fascinaban: las minas de carbón y las empresas de transporte y las metalúrgicas. Le habría encantado dar un rodeo y visitar Swansea y el distrito de Rhondda Valley, por ejemplo, para ver esas fábricas en funcionamiento. Tal vez volvería algún día y añadiría capítulos a su libro que no estuvieran relacionados puramente con la belleza bucólica. Pero todavía no. Una vez que dejara a Samantha instalada en su hogar, quería poner la mayor distancia posible entre ellos.

—He estado pensando —dijo la mañana en que dejaron atrás Swansea y pusieron rumbo hacia el oeste de Gales— que después de que estés acomodada en tu casa, seguiré la ruta por la costa oeste de Gales en vez de volver por donde hemos venido. Visitaré Aberystwyth, Harlech y el monte Snowdon, y luego viajaré a lo largo de la costa norte.

Esos ojos oscuros —tan hermosos y expresivos, y que parecían haber cobrado vida desde que dejaron el condado de Durham— lo miraron fijamente. Ese día vestía de verde claro y parecía joven, saludable y guapa. Y deseable, aunque intentó desterrar ese pensamiento.

Se alegraba de no haber hecho el amor esa noche. Bastante solo se iba a sentir ya cuando tuviera que proseguir camino en solitario como para añadir la complicación de mantener una aventura con ella.

¿O acabaría arrepintiéndose de no haber disfrutado del placer cuando había tenido una oportunidad tan clara de hacerlo?

—Debe de haber unos paisajes preciosos en esa ruta —comentó ella, volviendo la cara un poco para mirar por la ventanilla—. Ya nos hemos topado con unos cuantos, ¿no es así? Poder ver el mar durante tantos días me hace sentir algo aquí —confesó al tiempo que se llevaba un puño al estómago—. O tal vez sea Gales en sí mismo lo que me afecta. Me parece un país diferente aunque la mayoría de la gente habla inglés. Pero, Ben, ¡el acento! ¡Es tan musical!

—Penderris Hall está junto al mar —dijo él—.



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